El recinto-torre de Hijovejo. La presencia de Roma en
La Serena.
Llevaba tiempo queriendo visitar Cancho Roano, situado entre Quintana y
Zalamea de La Serena (del que hablaré en próximas entradas), y preparando la
ruta, veo que, en Google Maps, aparece un yacimiento justo en el camino que
había que seguir para llegar hasta allí. Empecé a investigar sobre el lugar;
fotografías, comentarios, vídeos…y decidí que, ya que me caía de paso, lo
visitaría y así podría matar “dos pájaros de un tiro”. El día no pudo salir más
redondo. Una vez terminada la visita de Cancho Roano, retornamos por el camino
de vuelta y, a un par de kilómetros de Quintana, y casi sin señalizar, allí se
encontraba: el yacimiento de Hijovejo. Se trata de uno de los recintos-torre que
están presentes en la comarca de La Serena y que se pueden encuadrar en varios
tipos: Las torres: son construcciones realizadas con aparejo ciclópeo con una
planta rectangular o cuadrada y que se sitúan en llano; Los Recintos en altura:
que se localizan en puntos estratégicos que permiten el acceso a estas tierras,
son también de planta rectangular pero, a diferencia de los anteriores, se
sitúan en altura; Los Recintos en peñones: se localizan cercanos a zonas de
paso, de planta irregular y aprovechan los peñones rocosos para su construcción
y, por último, las Fortificaciones: se encuentran en lo alto de sierras,
adaptándose a una orografía menos afable, de planta irregular y con un gran
campo de visión para el control del territorio.
A pesar de estos cuatro tipos de construcciones, todas ellas muestran
elementos comunes, entre los que destacan: su presencia en zonas graníticas u
ondulaciones del terreno que les permiten estar a cierta altura, situadas en
zonas de paso o calzadas, cercanas a un curso de agua, la torre presenta un
acceso sencillo y suelen estar divididas en su interior en pequeñas
habitaciones o compartimentos, de hecho, Hijovejo posee un patio central.
Además, durante las excavaciones, no se han hallado armas, molinos u aperos
agrícolas, sino que, por el contrario, lo que ha salido a la luz, con más
frecuencia, han sido ánforas, tinajas y escorias producidas por la fundición
del plomo. Por cierto, allí mismo, visitando el yacimiento, había un gran
fragmento de tégula. Además destacar que, en Hijovejo, hay presencia de lo que
parece ser un gran incendio y, por lo que parece, fue abandonado de manera
pacífica.
Pero, ¿Qué se sabe realmente de Hijovejo con los restos que aún se
conservan? Pues, para comenzar, el recinto exterior tiene unos 20 metros de
lado, con una muralla, formada por bloques de granito, que en algunas zonas
pasa de los 4 metros. Como he dicho anteriormente, el interior está
compartimentado en cuatro habitaciones y la entrada al recinto se encuentra en
uno de los lados con una doble puerta, bastante estrecha, y que, con toda
seguridad, estaba protegida por una torre de la que no quedan restos visibles.
Un de las cosas que más me sorprendió del lugar fue la anchura de los muros y,
leyendo sobre el yacimiento, he comprobado que los muros exteriores medían
entre 1,5 y 2 metros de ancho, mientras que los interiores superaban el metro
de ancho, por lo que el espacio, para hacer vida en el interior del recinto,
debía ser muy angosto. Hay que mencionar que, durante las ultimas excavaciones,
se comprobó que el sistema defensivo de Hijovejo llegó a superar los seis o
siete metros de altura.
Esa preocupación por la defensa del lugar, explica la construcción de
la torre adosada al interior y, para ello, se aprovechó un canchal granítico
que la elevase sobre el llano y así ganar altura , visión y predominio sobre el
territorio circundante. Sin duda, fue una idea magnífica, planificada y llevada
a cabo de manera deliberada, ya que permite economizar recursos. ¿Por qué? Pues
por el simple hecho que se necesitaría menos material constructivo si se
aprovechaba la roca como cimentación de la construcción. Sin embargo, también
podría acarrear riegos: hay que nivelar la torre, derrumbes…De momento, la obra
sigue sobre el canchal granítico, muestra de la maestría de los ingenieros y
constructores de la antigüedad. En Hijovejo observamos una gran pericia
constructiva en la que se utilizan bloques de piedra que, unas veces apenas se
trabajan y, en otras, se cortan y se esquinan de forma muy precisa. Todo ello
viene a demostrar la mano de obra cualificada que tuvo que trabajar en esta
construcción.
Seguro que os estáis preguntando qué función tenía esta torre ¿No?.
Obviamente, se trata de una estructura con una clara función militar, que
ejercía un control y vigilancia sobre esa zona de La Serena, sin embargo,
estuvo ocupada durante varias fases y no en todas ellas desempeñó la misma
función. Fue construida durante un periodo turbulento e incluso de crisis en
estas tierras que hicieron levantar este tipo de construcciones para seguir
beneficiándose de los intereses que les proporcionaba este territorio. Hijovejo
estaba preparado para acoger a una pequeña guarnición militar en su interior,
en un momento indeterminado de la primera mitad del siglo I a.C., es decir,
durante las Guerras Sertorianas, siendo abandonado a principios del siglo I
d.C. Parece ser que La Serena se convirtió en un territorio muy codiciado no
solo por sus abundantes yacimientos de plomo y plata sino, también, por el
punto estratégico en el que se encuentra, ya que está en una zona de paso para
la Meseta, Córdoba y el Guadiana.
En este sentido, Metelo va a iniciar la construcción de una red de
fortificaciones durante el 78-76 a.C. Por otro lado, Sertorio intentará hacerse
con el control de los centros mineros para ejercer una presión económica sobre
la provincia Ulterior y, a la vez, intentar acabar con las aspiraciones de
Metelo. Durante el año 78 a.C., Metelo tiene que retroceder debido al poderío
de Sertorio, obligándole a fortificar las zonas de paso a la Ulterior,
iniciando este proyecto en la cuenca del Guadiana. Pero la vida útil de estos
recintos no acaba aquí; César también promovió este tipo de fortificaciones en
su política de ocupación de zonas consideradas inestables. Sin embargo, tras
este ultimo gran personaje, la vida e importancia de los recintos-torre irá
decayendo hasta, prácticamente, derrumbarse y desaparecer. También es necesario
destacar que muchas de estas fortificaciones, no son un fenómeno propio del
mundo romano sino que, en algunos casos, estas construcciones serían los restos
de antiguos poblados fortificados, de época prerromana, situados en las sierras
de La Serena. Estas son muy similares a las fortificaciones que se localizan en
zonas llanas y fue durante la construcción de Hijovejo, en pleno proceso de
aculturación del territorio, cuando se mantuvieron ciertos elementos indígenas
que perdurarán hasta bien entrado el siglo I d.C.
La última fase del yacimiento está bien documentada, ya en el cambio de
era, cuando el recinto ha perdido su función militar. Ya durante esas fechas,
Hijovejo, sería un lugar en ruinas, en el cual se reaprovecharían algunas de
sus estancias mientras que otras permanecerían en estado de abandono o cegadas.
Incluso en uno de sus lados se construyó un asentamiento de tipo Villa. Ya no
es necesario mantener guarniciones para controlar y pacificar el territorio por
lo que muchos de estos recinto-torre serán utilizados como almacenes rurales.
Por lo tanto, y para finalizar, estos recintos-torre de La Serena, en este caso
Hijovejo, tendrían una doble función: por un lado el control militar (a pesar
de ello, no se han hallado armas en estas construcciones lo que indica la
innecesaria defensa activa que requerían estas tierras) y, por otro, la
explotación minero-metalúrgica del territorio ya que son lugares en los que se
asientan guarniciones que van a explotar el mineral a través de esclavos o
civiles libres.
Hijovejo es, sin duda, una muestra más de la riqueza patrimonial que
Extremadura. Casi sin quererlo descubrí un nuevo lugar cargado de historia
reflejo de la importancia que adquirió esta zona en el pasado. Una pega del
lugar sería, quizás, el aspecto de abandono. Se podría sacar mucho más provecho
de un yacimiento así: promocionándolo, dándolo a conocer más aún si cabe, algún
programa para la reconstrucción ideal de alguno de estos recintos-torre para
saber cómo fueron…propuestas que, estoy seguro, no soy el primero que las
lanza. Aún así, me sorprendió bastante, como cualquier yacimiento. Os animo a
que lo visitéis, es una manera de conocer un poco más los orígenes de esta
región y, lo más importante, saber de dónde venimos. ¡Espero que os haya
gustado!
Bibliografía:
Ortiz Romero, P. (1995) De recintos, torres y
fortines: usos (y abusos)*. En Extremadura
Arqueológica, V. (Pp. 177-193). Cáceres-Mérida.
Salas Tovar, E. (2012, agosto) El elemento
indígena en los recintos-torre de la comarca de La Serena (Badajoz). Una
revisión historiográfica. Revista Espacio,
Tiempo y Forma. Serie I, Nueva Época. Prehistoria y Arqueología, t. 4, 2011 (pp.
231-256) UNED.
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