2022, gracias.

 

2022, gracias.

 

Se acaba el año y, echando la mirada atrás, puedo decir que han sido 365 días muy enriquecedores en todos los sentidos. Gracias a la pasión que siento por lo que hago, he conocido a muchísima gente, he visitado lugares y me he involucrado en varios proyectos que han tenido un buen resultado. Por otra parte, desde el punto de vista académico, he vuelto a disfrutar de lo que estudio, de valorarlo y saber qué es lo que realmente quiero en mi futuro. Esta entrada, a modo de cierre del año, tiene como objetivo hacer un balance general de todo lo ocurrido en 2022 y, desde aquí, dar las gracias más sinceras a todas las personas que han ayudado a que todo esto haya sido posible.

Hace unos días lo comentaba con Pepe Pecero, un par de días antes de Nochebuena se cumplía un año desde que pusimos sobre la mesa la idea de realizar el primer proyecto con el que comenzamos el año; dar voz a víctimas del Franquismo en Villafranca de los Barros. Así entramos en 2022, conociendo a Dolores, a Teresa y a Torres. Tres personas increíbles, que llevó en el corazón, cuyas tempranas vidas se vieron marcadas por la marca de la represión y, desde entonces, llevan esa cicatriz. Desde aquí les mando un saludo y todo el agradecimiento posible pues, aún, a finales de año, la gente me sigue dando la enhorabuena por ese trabajo, aunque, sinceramente, yo solo puse por escrito sus palabras, en un intento por hacerlos oír. Muchísimas gracias, también, al compañero Miguel. Con su ayuda pudimos concertar algunas de las entrevistas que teníamos previstas, como es el caso de la reunión con Dolores. El proyecto tuvo el resultado esperado: conmover, emocionar, abrir los ojos de mucha gente y valorar, aún más si se puede, la vida de nuestros mayores. Muchísimas gracias a Manuel Pinilla Giraldo, pues, gracias a él, pude publicar dicho artículo en la revista del pueblo, por lo que llegó a mucha más gente, mi única intención. Además, nos cedió varias fotos de su álbum personal con las que pudimos tener una visión más detallada de aquellos años.

2022 ha sido también el año de abrir mi propio blog. Un espacio en el que poder escribir todo lo que quiera, sin tener que estar pendiente del espacio o tener que dividir las publicaciones en varias partes. Sin duda, ha sido la mejor decisión que he tomado e, incluso, he podido comprobar que, conforme más entradas subo, más os interesan y eso se refleja en las visitas, que han ido en aumento desde entonces. Gracias al siempre inseparable amigo Pepe por la paciencia y el tiempo invertidos en la ayuda de la realización de dicho blog. Poco a poco lo voy domando. Hablando de Pepe, en junio me dio la oportunidad de sentarme a su lado en la presentación de su libro Mochila y Jara. Vestigios de la Guerra Civil en la provincia de Badajoz, en Almendralejo, dónde ofrecimos una idea a los allí asistentes sobre el proyecto que, desde 2006, llevan a cabo y al que yo me uní hace un par de años. Gracias de corazón por contar conmigo y a todos los asistentes que fueron: Francisco Cerratto, el amigo Capi (del que hablaré más adelante) y a mi suegro, entre muchos otros. Gracias Rai.

En verano, casi sin quererlo, me vi involucrado en otro “proyecto” del que os hablaré próximamente. Fue tal, que tuve que hacer mi primera donación al Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Siempre dije que, si en mis paseos por el campo encontraba algo de valor, lo primero que haría sería notificarlo. Y así fue. En Badajoz tuve la suerte de conocer a Guillermo Kurtz, el por entonces director del Museo y a Andrés Silva, que también me ha ayudado hace relativamente poco. Ambos me aconsejaron que lo mejor en estos casos, y como patrimonio de todos, era donar y me dieron una idea aproximada de lo que podía ser esa pieza. La última información que tengo sobre dicho objeto es que aún no se ha estudiado. Ojalá este año salgamos de dudas, pero ya os contaré porque es realmente increíble. También en verano tuve la suerte de contactar con Antonio Casado, miembro de la Plataforma para la Defensa del Arte Sureño, hizo todo lo posible para hacerme llegar el libro Arte Rupestre en la provincia de Cádiz. Finalmente, pudo enviarme un ejemplar en nombre de toda la plataforma. Muchísimas gracias a todo el equipo, mi enhorabuena por el trabajo de difusión que lleváis a cabo y ¡por cierto! Antonio, tenemos pendiente una copa de vino de la tierra, compañero. Pasado el verano, y habiendo descubierto el potencial del paraje de Valle-Hermoso, por fin pude conocer en persona a Ernesto, creador de la cuenta @Vieja_Tierra en Instagram, de Los Santos de Maimona y, al igual que yo, un gran aficionado a la historia y arqueología local, cuya máxima intención es dar a conocer la historia de su pueblo y entorno. Gracias a él he conocido muchos lugares nuevos y me ha aportado nuevas visiones e interpretaciones de los diferentes periodos históricos en estas tierras. Gracias, compañero, quedan muchas salidas, historias y proyectos juntos.

Detalle de la pieza donada al Museo Arqueológico Provincial.

Pero, desde luego, estos últimos meses del año, han sido los más intensos. Quién me iba a decir a mi que, a través de mi monitor de Spinning, Emilio, que desde el primer momento se mostró muy interesado en el blog, leyendo cada nueva entrada, preguntándome y, lo que más me gratifica, dándome la enhorabuena por el trabajo que realizo, iba a conocer a Miguel Ángel Montanero, director del periódico La Gaceta, de tirada comarcal, que me ofreció la posibilidad de escribir también para ellos y me  concedió mi propia sección en dicho periódico; “Huellas de nuestro pasado”. Desde aquí, mi total agradecimiento a ambos, Emilio y Miguel Ángel, por ayudarme a crecer de tal manera. Pero, además de conocer a nuevas personas, he tenido la suerte de contar con la ayuda de amigos de toda la vida. Cómo olvidarme de mi amigo Luisfran. Cuando desarrollé el articulo de misterio, ambientado en Halloween, sobre los restos óseos hallados en la Parroquia del Carmen, de Villafranca de los Barros, su ayuda fue crucial. Dedicó e invirtió parte de su tiempo en un proyecto en el que no sacábamos nada, simplemente dar a conocer una historia de nuestro pueblo. Desde ese momento valoré, muchísimo más, el trabajo del investigador. El resultado fue increíble, el articulo llegó casi a 5.000 personas. Cosa que, por otra parte, me vuela la cabeza. Luisfran, muchísimas gracias por todo. Te espero este año en un par de proyectos.

El último mes del año ha estado marcado por un último proyecto, el cuál no me esperaba y estaba deseando llevarlo a cabo. Además, me lo he tomado como una toma de contacto con mi futuro TFG y, en general, la experiencia ha sido buenísima. Francisco Javier Durán, secretario de los Amigos del Museo de Villafranca, contactó conmigo en noviembre para saber si me interesaba realizar un ensayo o artículo científico para la revista El Hinojal, oferta que, obviamente, no pude rechazar. Una vez más, gracias a Luisfran por ayudarme con el tema de las citas bibliográficas y a Andrés Silva, por la información aportada sobre los materiales calcolíticos que se encuentran en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Que yo haya logrado llevar a cabo un proyecto así, es también cosa vuestra. Muchísimas gracias, Francisco Javier, por esta oportunidad. Sé que no será la última. Por último mencionar a Enrique Capilla (“Capi”). Lo conocí en junio pero, realmente, pudimos compartir más tiempo e ideas en noviembre, a raíz de la celebración de las II Jornadas técnicas de Patrimonio Bélico en La Serena. Junto con Pepe y Miguel, tenemos cientos de proyectos en mente, salidas, visitas…todo con el objetivo de dar a conocer y documentar el rico patrimonio extremeño. Muchísimas gracias, Capi, aquí tienes un amigo.

Otra cosa que he hecho este año ha sido viajar, hacer rutas y, sobre todo, fotografiar y documentar: La Charneca, Cancho Roano, “Pegotes de Cámara”, Fuentes de León, Jerte, Hornachos…me encanta visitar lugares, visitar su patrimonio, explicarlo y, en definitiva, hacerlo más cercano y describirlo de manera más amena para que todo el mundo lo entienda y conozca. En este sentido, debo darle las gracias a mi amigo Julián, pues es quien se apunta cada finde a salir a la montaña o a mitad del campo a visitar algún lugar nuevo. Cuando pasen los exámenes, retomaremos las salidas, ya tenemos unas cuantas previstas y estaré encantado de mostraros los sitios que pateamos.

Una de las rutas del año: Cueva de la Charneca. 

¿Qué nos depara el 2023? Pues, sinceramente, espero que lo mismo, o más, que este año. De momento, ya tengo varias ideas y proyectos; El asesinato de Prim y Villafranca de los Barros, villafranqueses en el Nuevo Mundo, muchas visitas, rutas…Todo sea por seguir haciendo una difusión de la riqueza patrimonial de la provincia pacense, así como de sus historias más peculiares. Para finalizar, agradecer a todas las personas que están conmigo día a día: mi familia; mi pareja: que a la pobre la tengo mareaíta con tanta ruta y tanta historia pero, en resumen, porque podría estar hablando de ella todo el día, es mi mayor apoyo; a mis amigos: que se interesan por todo esto y, los cuales, en ocasiones, también se han apuntado a alguna escapada. No podría tener un grupo de amigos más sano y bueno que el que tengo; a Yolanda, una parte de este “éxito” es también gracias a ti. Recuerdo aquella conversación en el pasillo de tu casa, algo cambió y pude, definitivamente, abrir los ojos; a Paloma, mi arqueóloga de referencia y a quien siempre acudo, en primer lugar, cuando tengo alguna duda; a Juan Antonio por abrirme las puertas de su casa y ofrecerme cualquier libro de su biblioteca personal y, en definitiva, a todos los lectores de este blog pues, vosotros, hacéis posible que mantenga esta pasión, y a veces casi obsesión, por la historia. 2022, gracias. 2023, voy a por ti.