¿Estamos obviando nuestras raíces?
Hace unos días vi la denuncia pública que ponía en conocimiento Ramón,
natural de Villalba de los Barros y miembro de la web La Colmena Cultural, en
la cual, mostraba una serie de mosaicos expuestos a la mano de cualquiera que
quisiera hacerse con ellos. En dicha denuncia, manifestaba el estado de
abandono del yacimiento, incluso habiendo sido objeto de estudio por parte de
la Junta de Extremadura que, recientemente, había hecho labores de prospección
en el lugar. Tras dichos trabajos, los restos musivarios fueron, simplemente,
tapados con geotextiles pero, debido al paso del tiempo y a la falta de
atención, se fueron deteriorando, haciendo que los mosaicos volvieran a ser
visibles a cualquier persona que pasara por allí. Ante tal situación, no pude
quedarme de brazos cruzados y, lo primero que hice, fue escribirle un mensaje a
Ramón hablándole de mi blog, del objetivo que tengo (dar a conocer la historia
y patrimonio de Extremadura) y, en este caso, ayudarle y apoyarle en su
reclamación: poner en valor ese espacio. Es normal que, en un principio, Ramón
desconfiase; imaginad que os habla alguien que no conocéis de nada y os pide
que si puede ver esos mosaicos para hacerles unas fotos y documentarlos. Su
obsesión es proteger el lugar a toda costa y, si le explicaba a la gente dónde
se encontraba, corría el riesgo de que esa información cayera en las manos
equivocadas y fuera letal para el yacimiento (más aún). Tras una conversación,
donde pudo comprobar por él mismo que yo no tenía intenciones dañinas, aceptó
acompañarme a visitar los restos.
Al llegar al lugar pude comprobar por mí mismo, el estado de
conservación en el que se hallaba el yacimiento: descuidado, abandonado a su
suerte y, en definitiva, olvidado. Para empezar, he de decir que, seguramente,
se trataría del peristilo de una villa, una
de las muchas que salpicaban este territorio durante el periodo romano. Pero
¿Qué es una villa? Pues resumiendo, y
haciendo memoria de los apuntes de Historia de la
Cultura Material de Época Clásica en la Península Ibérica: de Iberia a Hispania,
las villae eran casas rurales inscritas en
una propiedad de explotación agropecuaria y de los recursos del entorno, como
fluviales, silvícolas…cuya transformación se llevó a cabo en diversas
instalaciones distribuidas en el dominio y que constituían la base de la
organización del mundo rural en época romana. Estas construcciones contaban con
una pars fructuaria: que eran instalaciones
orientadas a la transformación de los recursos como podían ser establos,
bodegas, almazaras…; y una pars urbana: que
eran las construcciones residenciales que poseía la villa.
Hay que mencionar que no todas ellas eran iguales, encontramos desde
las pequeñas granjas hasta los grandes latifundios que eran verdaderos
palacios. Debemos destacar que de estos yacimientos, en la gran mayoría de los
casos, se desconocen las construcciones que estaban destinadas a la producción
y, ademas, las fases de ocupación durante el Alto Imperio, ya que fueron
amortizados en las transformaciones constructivas que se dan en estas
residencias durante el Bajo Imperio, siglos III y IV d.C.
Fueron, sin duda, los espacios públicos de la vivienda, es decir, la pars urbana, los que poseían la mejores muestras de riqueza y lujo, entre las que se centraban: mosaicos, pinturas parietales, esculturas…Este espacio se convirtió en la mejor manera de hacer ver al amigo, huésped… el poder y prestigio que tenía el dominus. El lugar en el que se construían estas villae venía condicionado por un serie de razones que recogió Palladio, entre las que se encontraban: debía ser un lugar ventilado, pero no excesivamente expuesto a los vientos; debía estar situada mejor en el declive de una colina que en el fondo de un valle para facilitar el drenaje de las aguas; debía ser un lugar, en el cual, hubiera un fácil acceso al agua, pero no en exceso pues se debían evitar los espacios pantanosos y propensos a inundaciones; debía contar con tierras fértiles y para pastos, así como zonas boscosas para aprovechar los recursos madereros y, por último, debía existir materia prima relacionada con el material constructivo, en las proximidades, que podía facilitar los arreglos y reconstrucciones de la villa tales como granito, pizarra…
Bien, una vez habiendo explicado de manera somera qué es una villa, voy a comentar lo que pude ver en aquel lugar: El espacio se encontraba anexo a un campo de cultivo y, del terreno que, en su momento de máximo esplendor, ocupó la villa, solo quedaba una pequeña porción de tierra en la que podían verse los mosaicos, así como la base de algunas columnas realizadas con ladrillos de barro cocido. El lugar estaba en unas condiciones pésimas, muchos de los mosaicos lucían muestras de haber sido vandalizados e, incluso, en alguno de ellos, las pequeñas teselas se encontraban repartidas por el espacio. Una verdadera pena para cualquiera que ame este mundillo. Por no hablar de un comentario que me hizo Ramón y es que, alguien del pueblo, posee un fragmento de 4x4 metros en su casa a modo de cuadro…Imaginaos mi cara cuando escuché eso…Los restos musivarios cuentan con formas bastante simples, sobre todo, motivos geométricos que se van alternando. Restos que un día formaron parte del pavimento del peristilo. Sin embargo, muestran una gran gama de colores: oscuros, blancos, rojizos, amarillos, azules de diferentes tonos…Resumiendo, el lugar casi pasaba desapercibido entre la vegetación y los jirones de geotextil que se distribuían por el espacio. Prácticamente no veías los restos hasta que no estabas encima.
Motivos geométricos y variedad de colores. Otra tipología. Se pueden observar las
teselas que se van despegando poco a poco.
Ahora bien, mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo puede hallarse en tales condiciones un lugar con tantísimo potencial e interés? ¿Cómo es posible que no haya alguien que diga: “Oye eso no lo podemos dejar así, vamos, aunque sea, a taparlo para que no se deteriore más aún”? ¿Es que a nadie de los de arriba se le remueve nada en el interior cuando ve cosas así? Es una pena y, además, una vergüenza que tengamos que ser personas de a pie, las que debamos movernos para que la gente que, supuestamente, es quien estudia, vigila y protege espacios así, haga algo. Después ocurre la misma historia de siempre: alguien da el chivatazo (si no lo han dado ya) de dónde se encuentra el lugar y, de la noche a la mañana, una pérdida más de nuestro patrimonio, de nuestra Historia…Una de tantas. Unos restos que acabarán repartidos entre las casas de unos cuántos y que los tendrán expuestos, como si de un trofeo se tratase, para sorprender a las visitas. ¿Y para qué? ¿Qué sentido tiene tener un fragmento de mosaico de 4x4 m en tu casa? Lo vas a mirar, una y otra vez, y nada más. ¿No es eso lo que podrías hacer también en un museo en el que, además, va a estar conservado debidamente con sus condiciones necesarias? Pienso que es algo bastante egoísta poseer algo de tal calibre y que nos pertenece a todos. Son los restos de nuestras raíces. Es parte de nuestra historia común, no solo tuya.
geotextil que, en un principio sirvió para cubrir y proteger los mosaicos y que, hoy en día, está destruido. |
Pero, aunque en gran parte, no todo es culpa de estos expoliadores. Una gran parte de la responsabilidad es también de las administraciones. Estoy seguro que se podría hacer algo con ese lugar. ¿No creéis que sería conveniente hacer el yacimiento visitable? Algo como lo que se tiene hecho en la Villa de El Pomar, en Jerez de los Caballeros, que también posee mosaicos y está abierta al público. ¿Qué pensáis que hubiera ocurrido si esos mosaicos hubieran salido a la luz en Mérida? Bueno, hace relativamente poco fueron hallados mosaicos en una obras y, prácticamente, salieron en todos lados. Los vi hasta en Twitter. ¿Qué los diferencia de estos? ¿Qué están en una ciudad y estos en el campo? Villa Romana Torreáguila, en las afueras de Puebla de la Calzada (Badajoz), también cuenta con mosaicos y está en una zona de plantaciones en el campo y así podría poner muchos más ejemplos.
Nudo salomónico. |
Lamentablemente, desde mi posición, esto es lo único que puedo hacer: denunciar esta situación y hacer que la conozcáis. Con toda probabilidad el espacio será tapado para protegerlo, a la espera de se que quiera reanudar o poner en marcha algún proyecto para su recuperación. Sinceramente, prefiero eso a que me llegue la noticia de que se han despertado y se han enterado que alguien ha ido al lugar y se ha llevado todos los mosaicos. La televisión local se interesó por la noticia y el testimonio de Ramón por las redes y fue a documentar el lugar pero, por otra parte, es un arma de doble filo y, mientras menos gente sepa del lugar, por ahora, mucho mejor. Por eso estoy mostrando solo imágenes de los mosaicos sin mostrar el entorno, ya que alguien podría saber dónde es y Dios sabe qué podría pasar…
Muchísimas gracias de corazón a Ramón por confiar en mí y mostrarme dicho tesoro. Somos pocos los que valoramos cosas así pero, mientras sigamos concienciando, difundiéndolos y luchando por ellos, siempre habrá esperanza en que las próximas generaciones disfrutarán de ellos también. Gracias, una vez más, a Ernesto (@vieja_tierra), se ha convertido en un compañero de viajes y de proyecto; a Capi, por ofrecerse a visitar nuevos lugares como lo hace, aún quedan muchos sitios que visitar, amigo. Y, en definitiva, gracias a vosotros que me leéis; con haber conseguido que solo uno de vosotros se haya preocupado por el lugar y piense como nosotros, ya me doy por satisfecho. Creo que, en estas cuestiones (además de en muchas otras) tenemos que hacernos oír, debemos y estamos obligados a luchar y defender lo nuestro. No podemos permitir que se pierda nuestra Historia de una manera tan deliberada. ¿Qué sería de nosotros si no conociéramos nuestro pasado? Ojalá, más pronto que tarde, podamos tener alguna noticia positiva del lugar. Hasta entonces, seguiré “a pie de cañón” batallando por defender nuestra herencia común.
José Antonio Calderón Burguillos.
Estudiante de Geografía e Historia.
Bibliografía
utilizada:
Temario Historia de la Cultura Material de Época Clásica en la
Península Ibérica: de Iberia a Hispania, UNED.
Cerrillo Martín de Cáceres, E. (1984) La vida rural romana en Extremadura
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