La necrópolis ¿visigoda? de Fuente del Maestre (Badajoz).

 



 

Han pasado ya algunos meses desde que visité este lugar tan singular como olvidado, tan importante como expoliado, tan significativo como oculto…La primera noticia que tuve de este yacimiento fue hace, casi, un par de años, gracias a Ernesto. En su cuenta @vieja_tierra, publicó unas fotografías del sitio: una necrópolis visigoda situada en el término municipal de Fuente del Maestre. El lugar parecía estar en las últimas…unos pocos vestigios eran el reflejo del “pasado glorioso” del campo santo que se emplazaba en aquel lugar. Sin duda, pasó a formar parte de mi lista de sitios pendientes por visitar. El tiempo transcurrió y no tuve oportunidad de escaparme a visitar el enclave…fue entonces cuando el verano pasado, me envían unas fotos del terreno…un incendio había devastado el yacimiento y todo el entorno estaba calcinado. Debido a ello, decidí posponer la visita hasta que, con las primeras lluvias del otoño, el lugar volviera a recobrar esa vida que le había sido arrebatada por el fuego. Fue así, cuando en octubre, nos pusimos las botas, nos colgamos la mochila, nos plantamos en ese entorno y comenzamos a andar.

 

Promontorio por el que se extiende la necrópolis. 

La andadura comenzó en paralelo junto a la ribera del río Playón, un espacio que, en otro tiempo, fue un terreno adehesado y que, hoy día, es un territorio en el que crecen bosques de galería, a pesar de las roturaciones próximas y, como comenté anteriormente, del fuego que había arrasado el lugar. Tras seguir un pequeño sendero, al cabo de un rato, se abría un terreno llano, claramente había sido deforestado por acción antrópica y, a nuestra izquierda, en un terreno privado, se erigía una especie de elevación natural que había sido elegida como lugar para enterrar a los difuntos en el pasado. Habíamos llegado a la necrópolis. Tras bordear la pequeña loma, accedimos a su cima por su parte trasera y, lo que se presentó ante nuestros ojos, nos dejó unos instantes estupefactos. Nos mirábamos unos a otros, sin que ni una sola palabra saliera de nuestras bocas, las miradas lo decían todo…Delante de nosotros, decenas de tumbas de cistas, abiertas y víctimas de los expolios y las inclemencias del tiempo, llenaban el espacio de la cima del promontorio. Fue entonces cuando di los primeros pasos y me aproximé a ellas para fotografiarlas y documentarlas. Eran de pequeño tamaño y bastante estrechas, algunas de ellas se organizaban en grupos de dos, divididas y delimitadas por las losas de granito que conformaban las cistas; otras, sin embargo, aparecían aisladas y su orientación era diversa y variada.


Tumba doble, separada por dos losas de granito. 


En una de ellas, un poco más alejada, en la superficie había fragmentos de Tegulae y me pareció un poco extraño…porque si la necrópolis era visigoda, ¿por qué había fragmentos de tegulae romana en algunas tumbas? Entonces comencé a dudar de ese origen visigodo que se concedía a dicha necrópolis y empecé a pensar…

Debemos comenzar con el tipo de enterramientos. Es cierto que por la zona se han encontrado tumbas de época tardorromana en las que se utilizan las tégulas a dos aguas, en forma de tejado. Este tipo de tumbas de inhumación cobran presencia en la Península Ibérica durante el siglo III y en adelante. El cadáver era depositado en el interior del espacio, acompañado de algunos objetos de ajuar como lucernas, algún adorno personal y jarritos globulares de cerámica y, a continuación, toda la estructura era cubierta de tierra. En general, se puede decir, teniendo en cuenta el tipo de ajuares que suele aparecer en estas tumbas, que eran el lugar de enterramiento de personas de un estrato social humilde como campesinos. Como ejemplos más cercanos, hasta el momento, al yacimiento de la Necrópolis voy a citar dos: En primer lugar, la tumba expuesta en el Museo Municipal de Los Santos de Maimona hallada en 2004, en el término municipal del pueblo, justo en el entorno en el que se ubicaba la Villa de Pozogordo. El segundo ejemplo, un poco más reciente, corresponde a los restos hallados de manera fortuita durante las obras de ampliación de la carretera que une Villafranca de los Barros y La Fuente del Maestre allá por 2018 y que se correspondían con alfares, hornos, algunas viviendas e inhumaciones de este tipo. Las cuales, tuve la suerte de ver y fotografiar antes de que el lugar, tristemente, fuera documentado y tapado por la nueva carretera. En este caso, la tumba no tendría una techumbre a dos aguas, sino plana. A estos datos, hay que sumarles la presencia en el entorno más inmediato de la necrópolis de una villa romana del siglo I d.C., y, para más inri, cientos de fragmentos de terra sigillata hispánica.

Vista de uno de los inhumados.
Imagen de ¿Castra Vinaria? 
(Cuenta en Facebook)

Vista de las tumbas y las tegulae que las cubrían. 



Imágenes de las tumbas halladas en las obras de acondicionamiento 
de la Carretera Villafranca-La Fuente. 



Tumba de tegulae expuesta en Los Santos de Maimona. 


Sin embargo, comparando ambos tipos de enterramientos, pude comprobar que eran muy diferentes. La necrópolis no era tardoantigua pero, entonces, ¿por qué las tegulae? Y ¿cómo se ha conseguido datar la necrópolis en el siglo VII? Es decir, en plena época visigoda. Bien, vayamos por partes. ¿Cómo son los ritos visigodos de enterramiento en esa necrópolis? Hay que tener en cuenta que, durante los siglos de presencia visigoda en la Península, existía un grupo minoritario dominante, en este caso los Visigodos, que pretendían reflejar sus diferencias, con respecto a la población hispanorromana, en determinadas costumbres como en el ámbito funerario. En este aspecto, las tumbas localizadas en la necrópolis de La Fuente, son representativas de esta etapa visigoda y abarcarían del siglo V hasta la conquista musulmana. Se trata de tumbas en cistas, es decir, la fosa se recubre con lajas de piedra y las citas estarían recubiertas con una losa de piedra a modo de tapadera o, esa tapadera, puede estar compuesta por dos o más losas de piedra o, incluso, madera que, por ser un material orgánico, no se ha conservado hasta nuestros días. Estas inhumaciones contenían ajuares bastante humildes, todo ello, basándome en el único ajuar completo recuperado de dicha necrópolis: un ajuar perteneciente a un individuo femenino y que está compuesto por una hebilla, pendientes de carrete, un par de anillos, un cuchillo de hierro y jarritos globulares de cerámica. El resto de ajuares se han ido perdiendo a lo largo de los años o han sido expoliados.

 

Vista de las losas de granito que actuaban 
a modo de tapadera de las cistas. 

Continuemos. En muchas de las necrópolis visigodas repartidas por la Península, como puede ser la de Segóbriga, se reaprovechan materiales romanos para su conformación y, además, se producen enterramientos sucesivos en la misma tumba, sustituyendo los restos fúnebres de los individuos que la ocuparon con anterioridad o echándolos a un lado, siendo usadas durante un gran arco temporal. Por lo tanto, aquí podríamos tener una posible respuesta a la presencia de las tegulae en el lugar. Estaríamos, por lo tanto, ante una necrópolis cuyos orígenes seguros, estarían en la Tardoantigüedad y cuya utilización se extendería durante época visigoda, llegando, incluso, a época islámica. Es posible también que su raíz última se vinculara con la villa próxima del siglo I d.C. Se trataría, en definitiva, de poblaciones hispanorromanas que estaban en ese proceso de aculturación visigoda, todo ello, favorecido por la ley de Leovigildo que permitía los matrimonios mixtos entre hispanorromanos y visigodos que aceleraba la mezcla de las poblaciones y que tuvo como consecuencia la progresiva desaparición de las diferencias entre ambos grupos poblacionales, además de un crecimiento demográfico. Por lo tanto, sí; La necrópolis de la Fuente del Maestre es visigoda, pero también tardorromana y, casi con seguridad, islámica.

Actualmente, se pueden contabilizar
de 30 a 40 tumbas. Pero, es posible, 
que llegaran, casi, al centenar. 

Esta teoría la pude confirmar cuando conocí a Kimet, historiador y arqueólogo local, que estuvo presente durante las excavaciones, llevadas a cabo hace ya unos 50 años. Me aportó datos bastante interesantes sobre el lugar y, seguramente, de aquí saldrá un proyecto para estudiar más a fondo el lugar y, por encima de todo, darle la importancia que merece, ya que no hay mucha información al respecto. Desde aquí mi agradecimiento por contar conmigo para este trabajo que, sin duda, aportará más luz a dicho yacimiento. Sin duda, un estudio concienzudo del lugar sería vital para conocer mucho mejor estas poblaciones, ya que, desgraciadamente, el yacimiento ha sido víctima de destrozos provocados de manera voluntaria. Incluso se han producido juicios recientes debido a la destrucción de varios yacimientos y edificios cercanos…entre ellos, parte de la villa romana, así como construcciones de los siglos XIV y XVI. Mencionar que este es un pequeño trabajo de aproximación al lugar, es decir, un resumen de la visita que realizamos al yacimiento. La información y el estudio de las características pueden ser algo someras y hasta informales, pero creo que así, en este blog, la información llega mejor al lector y se hace más entretenida y amena su lectura.

Una vez más, y ya van unas cuantas muestras, Extremadura se muestra como un crisol para la historia y su estudio, a la vez que se encuentra olvidada y hasta despreciada por parte de nuestros propios representantes. Debemos luchar por poner en valor lugares así, cargados de historia, en los que se superponen sociedades durante varios siglos y que constituyen un indicio muy atractivo para el conocimiento de la población de este territorio. Pero ocurre lo de siempre…intenciones hay miles; impulsos y apoyos…pocos. Desde aquí, seguiré reivindicando la suerte que tenemos de haber nacido en un territorio tan cargado de historia y del que queda tanto por descubrir y aprender.

 

José Antonio Calderón Burguillos.

Estudiante de Geografía e Historia.

 

Bibliografía:

 

López Quiroga J. Necrópolis e identidades entrelazadas en la Hispania de época Visigoda en Arqueología e Historia (págs. 7-11). Universidad Autónoma de Madrid.

 

Eger C. Tumbas de la Antigüedad Tardía en Munigua. Tipos de tumba, ritos de enterramiento y ajuares funerarios en una pequeña ciudad del sur de España en los siglos III/IV a VII en Anales de Arqueología Cordobesa 17 (2006) VOL. II/Págs. 137-160.

 

Asociación histórico-cultural Maimona: tumba de tegula romana.

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